Cada cerebro es un universo. En la neurodivergencia —donde encontramos condiciones como el autismo, el TDAH o la dislexia—, ese universo funciona con rutas y conexiones diferentes, únicas e irrepetibles. Lejos de considerarse un “defecto”, la neurodivergencia representa diversidad biológica y cognitiva. En algunos casos, las alteraciones en el desarrollo o la comunicación neuronal generan desafíos clínicos que la ciencia busca comprender y acompañar. Aquí es donde la medicina regenerativa con células madre aparece como una herramienta prometedora para explorar nuevas formas de apoyo.
1. ¿Qué nos dice la biología de la neurodivergencia?
Estudios en neurociencia muestran que la neurodivergencia está vinculada con cambios en la plasticidad neuronal, la sinaptogénesis y el equilibrio entre neurotransmisores excitadores e inhibidores. No hablamos de “enfermedad”, sino de un cerebro con circuitos distintos, donde la comunicación neuronal puede ser más intensa en ciertas áreas y menos eficiente en otras.
2. Células madre: arquitectas de la regeneración
Las células madre mesenquimales (MSC), derivadas de cordón umbilical o médula ósea, liberan exosomas y factores de crecimiento que:
- reducen la neuroinflamación;
- promueven la neurogénesis y la reparación sináptica;
- modulan el sistema inmune, lo cual es relevante porque, en algunos casos de autismo, se han descrito alteraciones inmunológicas y gastrointestinales vinculadas al cerebro.
Esto no significa cambiar la neurodivergencia, sino crear un microambiente más saludable que apoye el desarrollo, la comunicación y la plasticidad cerebral.
Los primeros ensayos clínicos en autismo con células madre han mostrado mejoras en interacción social, lenguaje y atención. Sin embargo, los resultados aún son preliminares y requieren mayor robustez científica. La seguridad de estas terapias ha sido positiva en la mayoría de los casos, aunque se necesitan protocolos más estandarizados y regulados.
La medicina regenerativa abre una ventana hacia nuevas posibilidades para acompañar a las personas neurodivergentes. El objetivo no es homogeneizar cerebros ni eliminar la diversidad cognitiva, sino ofrecer herramientas que mejoren la calidad de vida, la salud integral y la conexión con el entorno. En el cruce entre ciencia y diversidad humana, las células madre representan una esperanza de acompañamiento respetuoso y transformador.